Conoces esa sensación interior, ese entusiasmo creciente en el estómago que no te deja decidir si lo que sientes es alegría o náuseas? Bueno, soy adicta a eso. Siempre he tenido alma de animadora, de artista, pregúntale a cualquiera que me conozca. Y aún así, no me di cuenta de que era mi vocación profesional hasta hace unos pocos años, cuando me mudé a España desde Canadá. Nunca imaginé que podría vivir de contar chistes, de manera que elegí el aula en lugar del escenario, pero no tardé en darme cuenta de que los dos son bastante similares. Me encontré divirtiendo a mis alumnos y descubriendo que el entretenimiento es la vía rápida para involucrarlos en su proceso de aprendizaje. Una cosa llevó a la otra y cuando me quise dar cuenta, la actuación me había elegido. El viaje ha sido salvaje y fascinante, por decir lo menos.
Entretener es mi pasión. Enseñar es mi arte. Combina los dos, y las posibilidades son infinitas. No necesitamos cerrar los ojos para soñar, el truco consiste en dar un paso adelante.